
Hace un rato la Legislatura porteña aprobó el proyecto de Ley de fomento a las milongas, que establece un fondo de ayuda a los distintos espacios para el baile social del tango y algunas exenciones impositivas. El proyecto fue una iniciativa de la Asociación de Organizadores de Milongas vehiculizado dentro del parlamento local por la diputada del Frente para la Victoria Andrea Conde y de cuya elaboración participaron también otros sectores del tango de Buenos Aires, como la asociación de coreógrafos y bailarines o las milongas independientes.
El lunes, poco antes de la Milonga abierta para reclamar su sanción, Tandas Nuevas entrevistó a la diputada Conde en su despacho.
Desde su primera versión hasta ahora el proyecto atravesó modificaciones. ¿Cómo fue esa evolución?
El proyecto lo presentamos a principios de julio cuando nos lo trajeron de la Asociación de Organizadores de Milongas. Se acercaron ellos a charlar sobre la posibilidad de hacer una ley para fomentar las milongas y a partir de ahí empezamos a trabajar un montón porque empezaron a participar otros sectores interesados: la milonga social, la que se hace al aire libre, bailarines, coreógrafos, los salones y los clubes. Todo un mundo. Y ahí pudimos ir corrigiendo y mejorando a partir de la primera versión que habíamos tenido.
Capaz para un milonguero no hay mucha diferencia entre un tipo de milonga y otra, pero sí la hay desde lo legal, ¿no?
Claro. Y aparte, por ejemplo los salones de milonga tienen que estar habilitados así. Ese fue un tema de conflicto durante un tiempo porque se clausuraron varias milongas tradicionales. era una de las primeras preocupaciones que nos acercaron. Esa fue otra discusión, si lo que había que sancionar ahora era una ley de habilitaciones de milongas o una ley de fomento más general. Decidimos ir por la de fomento, porque para las habilitaciones a veces necesitás dinero para acondicionar el salón. Ellos nos decían que no es que no querían cumplir con los requisitos de la ley, pero costaba mucho acondicionar un lugar porque son actividades no-rentables. Por ahí tenés que hacer una puerta de emergencia o una ventilación más, cosas que tienen un costo alto y la ley prevee un fondo para que puedan ponerse en regla. En cuanto a la habilitación de las milongas, ya estamos hablando con el oficialismo para el año que viene. Estos son espacios donde no van más de 150 personas. Entonces no los pueden regir igual que a un boliche como Cromagnon o el desastre de Time Warp. Se mide con la misma vara cosas completamente distintas.
¿Qué lectura hacen de la situación de las milongas hoy?
Las milongas en general no son rentables pero sí dan trabajo a un montón de actores: el bailarín, la orquesta típica, el salón mismo. Son un montón de personas que están alrededor de la milonga. Ahora enfrentan el tarifazo, que los partió al medio, y se encuentran con el contexto económico de crisis con el que la participación bajó casi en un 50 por ciento. Charlábamos con ellos y la alternativa que les quedaba era subir los precios. Pero si hacen eso va cada vez menos gente. Eso también nos hizo pensar en el fomento.
¿De cuánto dinero se trataría?
La discusión que queda por saldar son la cantidad de unidades, de dinero, una discusión más de presupuesto. El año que viene, que es año de implementación, en general hay menos presupuesto porque cuando ponés algo así en marcha primero tenés que organizarte y no podés inmediatamente armar concursos para ya entregarlos en mayo. Pero lo habitual es que cuando se arman los presupuestos anuales en el Estado todas las áreas van y discuten lo que les toca.
¿Las milongas se están comprometiendo a algo como parte del proceso?
La idea es que se arme un consejo asesor donde todas las partes estén representadas y que ellas puedan tomar parte con voz, aunque sin voto, para discutir la implementación. Para mí es fundamental la participación de todo el sector. Eso fue de lo más interesante del proceso, porque obviamente se conocen mucho entre ellos, pero que vayan proyectando juntos y discutiendo la ley me parece que estuvo bien y es importante para el futuro.